Jóvenes que quieran crear su propio trabajo
Privada / pública
Esta buena práctica aborda la cuestión del emprendimiento juvenil como motor de la revitalización social y económica de las zonas rurales. Aquí se presentan dos casos de jóvenes emprendedores, una mujer y un hombre, que volvieron a sus tierras natales para iniciar su propia actividad en el sector agrícola: una granja lechera en el Valle de Ossola (zona de montaña en el norte de Piamonte), que también es granja y granja educativa, y una granja en las colinas de Asti (Piamonte central) que produce pimientos y alcachofas restaurando semillas antiguas.
Cristina es la fundadora de Alpe Burki, una granja lechera con sede en el Valle de Ossola, asociada a un negocio de turismo rural y producción de queso en la zona alpina de Verbano Cusio Ossola. La combinación de colaboradores cualificados, con diferentes habilidades, le ha permitido diversificar y mejorar la calidad de sus productos. En este proyecto se combinan la innovación, la tradición y el respeto al medio ambiente. Cristina, en su papel de Presidenta de la Asociación de Productores de Queso de Italia, representa y defiende los intereses de su sector. Su experiencia demuestra que, con ideas innovadoras y esfuerzo, las zonas rurales pueden revitalizarse y convertirse en una fuente endógena de desarrollo.
Stefano, como propietario y fundador de una granja de pimientos y alcachofas, ha creado un negocio que combina el respeto por las variedades locales de productos y la introducción de nuevas tecnologías, impulsando el desarrollo local en la provincia de Asti. Su proyecto ha ampliado su visibilidad gracias a las oportunidades del mundo digital. Además, Stefano y su proyecto empresarial participan en movimientos y redes como la Fundación Slow Food para la Biodiversidad, que promueve un modelo de agricultura basado en la biodiversidad local y el respeto al territorio y al medio ambiente. En este sentido, el tipo de agricultura que desarrolla Stefano está en consonancia con la estrategia europea Farm to Fork De la Granja a la Mesa y otras iniciativas similares orientadas a un modelo de agricultura y alimentación sostenible.
El hilo conductor de estos dos casos es el lema "Volver a las raíces": ambos son proyectos empresariales con una idea clara que combina aspectos tradicionales vinculados a la agricultura y la gastronomía local con métodos de producción sostenibles que incorporan nuevas tecnologías.
Los dos casos de emprendimiento juvenil en zonas rurales tienen muchos aspectos positivos:
- Transferencia de conocimientos: aprender de la antigua generación, pero con conocimientos técnicos y científicos adicionales
- Interés por las antiguas formas/métodos de cultivo/plantas, evitando la pérdida del patrimonio cultural local
- Enfoque ético y científico del proyecto
- Diversificación de la variedad de productos, centrándose en el flujo estacional y la valorización de los productos locales
- Ambas iniciativas están bien posicionadas con respecto a la nueva Política Agrícola Común y a los programas europeos del sector agroalimentario orientados a una producción sostenible, de calidad y respetuosa con el medio ambiente
- Potenciación de la zona, también con eventos culturales y de aprendizaje, buenos para conectar con el turismo rural
- Vinculación entre la agricultura rural y el desarrollo local
- Colaboración con los vecinos y participación en movimientos asociativos
- Los propietarios son locales, pero con una formación mundial: conocen las características locales y las combinan con su amplio conocimiento y experiencia internacional
- Buena gestión de las redes sociales y de la comunicación con una nueva metodología de hacer negocio y acercarse a los clientes
Las zonas rurales son cada vez más populares tras el brote de COVID-19; la pandemia está teniendo un efecto positivo en la repoblación territorial, por lo que los responsables políticos deberían impulsar y rediseñar los instrumentos y servicios para dichas zonas.